No,
a las injusticias gratuitas,
no; al silencio inescrupuloso,
al sadismo y la arrogancia.
No, a los idiotas útiles
que comparten mis migajas,
a los necios que aconsejan,
y a las botas bien lustradas.
No,
a los campos sin su trigo,
a los niños que deambulan,
a los hombres con harapos
que soportan sin trabajo.
No,
a los mendrugos ofrecidos
como paga de los jornales,
como paga de los verdugos.
No, no, no.
Simplemente no.
Porque ya
estoy harto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario